martes, 20 de julio de 2010

Navegando con mucho viento

Navegando con mucho viento

Consideramos “mucho viento” algo cercano a los 20 nudos. Cómo nos damos cuenta que sopla eso? El Optimist planea enseguida al derivar, hay que colgarse con todo y seguimos escorados, y si dejamos flameando la vela, parece que se va a romper. Si pasa esto, estamos por encima de 18 nuditos... una manera muy efectiva de medir el viento.

Preparativos

Algo fundamental es estar bien preparados para aguantar todo el día. Un día de viento, con el barco mal armado, y con frío, sin botas, etc etc puede ser un desastre, o mejor dicho, es casi imposible que andemos bien en las regatas.
Hay que salir bien abrigados desde la rampa, porque una vez que el cuerpo se enfría es muy difícil estar cómodos de nuevo. Con viento los movimientos sobre el barco son más violentos, entonces hay que salir con botas y ropa cómoda para moverse... que no seamos un “paquete” de ropa porque hay que moverse mucho para llevar bien el barco.

Revisando bien el barco salimos con la cabeza metida en la regata. En cambio, el que sale con todo mal armado se la pasa todo el día poniendo matafiones, cambiando puños, etc etc es decir que no usa su energía en la regata. Hay que revisar todo varias veces antes de salir, ponerle “candadito” a los matafiones y llevar algunos de repuesto en el flotador.

La llevada

Como ya lo dijimos varias veces, un punto fundamental y básico es llevar el barco “seco” todo el tiempo y plano en ceñida.
Para llevar el barco sin agua, hay que achicar en ceñida. Esto requiere de un esfuerzo extra pero es fundamental, cada achicador que sacamos son dos kilos de peso menos... Cuando el barco está lleno de agua y que no da más, no se puede navegar, tiene tanta agua que no puede avanzar. En estos casos, normalmente se sacan unos 15 achicadores de agua, esto es por lo menos 30 kilos, es decir que adentro del barco tenía el equivalente al peso de una persona más. Hay que comprender que es mucho peso y es lo primero que tenemos que solucionar.
Llevar el barco plano en ceñida es difícil pero no depende tanto del peso del timonel sino más bien de la técnica. Una buena combinación de movimientos, filando la vela en la racha o en la ola grande, orzando un poquito al subir la ola, y regulando el esfuerzo físico, todo esto combinado con una achicada permanente, eso es buena técnica. Claro que es agotador, las piernas “queman”, la posición es incómoda, y el barlovento está lejísimo .... pero así es.
En el reach la mayoría de la flota se dedica a achicar y a descansar las piernas. Es un problema de arrastre porque todo el mundo llega lleno de agua al barlovento y todo el reach se la pasa achicando. Lo que hay que hacer es llegar seco al barlo, y derivar con todas las pilas bombeando todo el reach y buscando la ola para bajar. Un reach bien hecho es más cansador que la ceñida.
Para surfear la ola hay que estar bien atento a lo que viene detrás. Si calma hay que orzar y si viene una buena ola hay que derivar para ponerse perpendicular a su frente, lo mismo para una racha. Una vez que estamos surfeando hay que mover el cuerpo para proa!!! Esto prolonga la surfeada, es un error bien común que se queden sentados muy a popa al lado del timón.

La puesta a punto

Con este viento, la idea es aplanar un poco la vela y además que quede bien armada en reach y popa. El vang hay que matarlo, antes de la partida hay que estar bien atentos a esto. Al usar tanto el vang, tenemos que regular bien el contra. Si está muy suelto el gratil se va a tensar y la vela quedará muy plana con efecto secundario de una botavara levantada en reach y perdida de velocidad. Claro que esto de la vela plana es mejor para los livianitos pero hay que encontrar un equilibrio en que no quede tan plana y que la botavara no se levante. Ayudamos la puesta a punto con la bolsa.
Si sopla mucho más, los livianos sueltan el pico un poco... pero esto es para casos extremos, mucho viento o pibitos chicos.

Las maniobras

Para estos días hay que estar con los ojos bien abiertos y la adrenalina arriba. Hay que moverse rápido, con seguridad, dominando con el peso del cuerpo todos los movimientos del barco.
Las viradas se hacen más rápidas que los días de poco viento, y hay que elegir bien dónde virar, que no sea una ola gigante o en una racha bestial.
La trasluchada normalmente es un problema para todos, acá se ve quien tiene buena técnica y sobre todo personalidad. La idea es mantenerse con viento en popa en todo el momento de la trasluchada, con buena velocidad surfeando en lo posible y pasando la vela con la mano. El golpe de la vela en la nueva amura hace que el barco tienda a orzar, esto lo contrarrestamos adelantándonos con una derivadita mínima antes de que porte. Una vez que estamos sentados del otro lado podemos orzar al nuevo rumbo. Con la práctica, esta descripción que parece una eternidad se convierte en algo bien rápido y seguro.

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